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amigocarne

Carretera Austral.

Recuerda llegar a pueblos que parecen suspendidos en el tiempo. Donde los perros se pasean en jaurías todos moribundos, sedientos de alguna mano amiga para infectar. No te olvides tampoco de siempre nadar hacia el Sur. Fuma hierbas en algún pasillo húmedo mientras afuera llueve neblinosamente. La tierra roja el clima verde y profundo. Desiertos oníricos al costado del pulmón, que se pasean como bichitos negros de patas cortas, ingenuamente masajeándote el cerebro y el corazón.

Los santos no religiosos adeptos a la garganta y al sonido, consagrados a la forma espiral infinita. Sufren de la espalda. Pero creen (con firmeza que vacila) en que toda narración es un cuadro, un paisaje, un viaje en tren. No sirve de mucho añorar a otros estando en lugares tan inmensamente boscosos, dorados como el aceite de maravilla, como el verde turquesa paseando en los ríos, ellos no olvidan donde están sus pies como tampoco que no están dejando de rodar hacia mas alucinaciones de verde profundo.

Autos que corren a mas de doscientos y suenan como abejorros gigantes de otro planeta. Zumbando por la Carretera Austral donde las nubes se comen a la tierra y la inundan de negro. Por siempre te invade una melancolía (modalidad bebida alcohólica). Te invade como la furia quema al insecto.

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