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amigocarne

Arrugando el papel.

 

Las personas en mis manos
no se desvanecen
y se hacen celofán,
sus movimientos mudos
me dan el pulso nublado y calmado,
cuantos recuerdos borrosos
como hormigas en la televisión.

Y siento un fantasma en el pecho
que con las palancas adecuadas
apenas si me deja
pensar en algo más
que en sus raros mordiscos
de nembutal.

Cuando extiendo mis alas sin volar
todo se enreda,
no hay senderos fáciles aquí,
el humo está desparramado
y lo que se debiese diluir no lo hace,
pasan por mi ventana a flashazos
Augurios de buenos pensamientos
y en mis manos se quedan
amarrados sus pelos por siempre
y cuando la vea
no voy a saber que decir,
ella tampoco.

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