Blogia
amigocarne

Almohada.

Almohada.

Tu colección de suspiros y mis fantasías delgadas, colillas en el suelo semipintadas de rojo. Un caballo sicodélico en la inmensa estructura Kafkiana. en la maquina del sueño; lugares donde perderse, lugares donde encontrarte.
Un botón en mi camisa quedó abierto. El elefante rosado de la esquina, cuando suspiró, dijo: soy el viento.
Yo cuando respiro soy el eco, navegando en tres lugares. Tu olor asomado como un perro en la puerta. Estás durmiendo sobre los cadáveres fértiles que te hacen mujer, afilada en los recovecos de cada situación.
No hay minutos, numero digital o brazo de reloj que valgan para cuestionar(te).
Las luces van rojas blancas verdes azules, parpadean y aterrizan en mis hombros firmes.
De la espina a la cabeza; vaivén espacial, un calambre desnudo en mi pie. Tus sonidos del bosque, los besos infinitos, los cabellos desordenados sobre mi pecho, al que le gustaría respirar solo para que duermas como siempre has querido. El mapa interno que me imagino dentro de ti no es más que un laberinto. No hay resumen, no tiene principio ni final, inundado y vacío como barco en un vaso de agua. Semanas que avanzan como caracol.

0 comentarios