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amigocarne

Sístole - Diástole.

Todo es suspiros últimamente, los castillos arremolinados sobre su cabeza dejaron de vender la marca de cigarro que él fumaba. Desde el último golpe azaroso en su vientre que no se puede concentrar. Ladrillos color rojo marrón se despellejan en el cielo y caen sobre sus podridos dedos, poco le interesa, hoy hay una espectacular ráfaga romántico-amorosa que lo hace olvidar de cómo bombea su sangre. Sístole. Diástole.

En la cara narcoléptica hay señales que prueban que no puede dejar el respiro de añorar, los lugares comunes lo persiguen como una jauría de perros en celo. Bien rabioso jala discos y películas cual cocainómano en busca del rostro, ombligo, uñas, labio, hueso de cadera. Las memorias aparecen y desvanecen como luces de neón en la carretera (que de día es una sabana, de noche un huracán).

El vertiginoso corazón inundado como barco atormentado en un vaso de agua, desparramado sobre sus miembros se rige por la ley del no esfuerzo. Así que entre sueños como una palomita la mujer se le aparece esperando sentada en un árbol. Entonces se despierta y recuerda que en su profunda colección submarina yace esa marca en la región izquierda del torso de esta chiquilla.

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